Con las tres pedagogías de este artículo concluimos esta serie sobre formación.
¿Se te ocurre alguna otra pedagogía útil para capacitar? ¡No dudes en escribirnos y nos cuentas!
- Pedagogía tradicional
Las Nuevas Tecnologías son estupendas herramientas si hacemos un buen uso de ellas. El problema ha sido su divinización. Fetiches como el Power Point se han adueñado de charlas, talleres y seminarios.
Y más que Power Point son, como escuché alguna vez, Karaoke Point, es decir, nos proyectan en la pantalla inmensos textos que vamos todos leyendo y recitando a un mismo compás. Para eso, que nos manden la presentación por correo electrónico y la vemos en casa comiendo maní.
Todas estas herramientas tecnológicas son instrumentos en los que nos apoyamos para una explicación en un momento dado del taller o de la charla. Pero no pueden desplazar a quien conduce el taller. ¿Qué vamos a extraer de los participantes si los sentamos durante horas a ver diapositivas? Algún ronquido seguramente.
- Pedagogía de la humildad
La primera lección que debemos aprender al enfrentarnos al apasionante mundo de la formación es que siempre aprendemos más de lo que enseñamos. De un taller, siempre nos llevamos más de lo que dejamos.
Esta pedagogía de la humildad la resumió perfectamente Sócrates cuando dijo aquello de “sólo sé que no sé nada”.
Somos fruto de una construcción colectiva. Quienes pasaron por nosotros como maestros, formadores o formados, dejaron su huella. Lo que aprendimos lo sabemos por otros y otras que antes que nosotros investigaron, publicaron, nos enseñaron, nos dieron forma. Nadie se educa sólo, todos nos educamos entre sí.
Pero no sólo nos formamos desde y con los demás. Leer, ver, vivir y conocer son inmensos pozos de sabiduría. Por eso, es importante estar al día, asistir a capacitaciones, consultar libros, navegar en Internet…
Estas prácticas nos ayudarán a innovar en nuestras metodologías y podremos imaginar nuevas formas de enseñar lo que enseñamos.
- Pedagogía con estilo propio
Crea tu propia pedagogía, colócale tu marca, tu estilo, tu nombre y apellido. Toma lo que te interesa, reinventa, reforma y adapta de acuerdo al grupo, al contexto, al momento. Y a tu propia personalidad. Forma tu propia formación para formar.
Ánimo, y… ¡pasión en la formación!
RCPC.
“sólo sé que no sé nada” y aun así fue el maestro de Platón, ¿Que tal que hubiese sabido algo? La frase debió ser: "Sólo sé que lo que sé, es muy poco comparado con lo que debo saber".
ResponderBorrarExcelente, la formación desde una sana intención siempre nos ayudara a impulsarnos a nosotros mismos y a muchos que lo necesitan.
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