25 de julio de 2018

EL KARMA DE DUQUE




Es difícil fijar en la memoria política del país, una campaña que haya hecho gravitar en torno a sí misma, tanta cantidad de politiqueros, y esa es precisamente la admirable capacidad del uribismo: plegar a su favor toda la plaga política que ha hecho de Colombia un desastre para sus ciudadanos y una mina de inagotable saqueo que no termina de saciar los voraces intereses de la leprosa clase dirigente. Una vez más demuestran que cuando se trata de beneficiar al pueblo en temas como la paz, los impuestos, la generación de oportunidades y el desarrollo para todos, nunca se ponen de acuerdo y se enfrascan en inquinas interminables, pero cuando se trata de permanecer en el mando, su psicopatía por el poder los junta con facilidad suma.    

Qué fácil olvidan sus acólitos que Duque aceptó el karma de ser el nuevo muñeco de altavoz porque Zuluaga, el ungido original, se descalificó él mismo cuando viajó a Brasil como candidato presidencial a untarse de la mermelada de Odebrecht, viaje al que invitó al propio Duque para que aprendiera cómo se hace la politiquería, por lo que este joven talento ya tiene experiencia para asumir la presidencia y los más grandes asesores en clientelismo y corrupción.   

Así, el presidente electo, cegado por la llegada al poder, no ve el karma que se ha tirado encima, y ya untado de las escamas y del vaho de toda esta plaga -en la que resaltan tres de los peores expresidentes de Colombia-, no alcanza a avisorar que a estas alturas del despropósito, la peor forma que tiene de perder es que precisamente haya ganado, empezando porque no tiene caudal electoral propio sino el endosado por el jefe de su colectividad, lo que deslegitima su elección, deja completamente empeñada su independencia y autonomía y se acredita el deshonroso título de ser el presidente que representa, visibiliza y junta, a la peor plaga política que ha postrado al país en los lodos del atraso, de la violencia, del odio, de la exclusión, de la inequidad, de la mentira, de la ignorancia y de todas las formas de ignominia posibles.

En esa línea, todo el veneno de la putrefacta maquinaria que lo impostó en el poder, le presionará hasta los tuétanos para acceder cuanto antes al usufructo de lo público, con el agravante que algunos llevan 8 años de ayuno y requieren urgente de esa morfina. Esta circunstancia, seguro le dará al pupilo la posibilidad de superar a su maestro y arrebatarle a este último el título que le endilgó el periodista Juan Gabriel Vásquez cuando lo tildó, con suma razón, de ser “el líder del gobierno más corrupto de la historia reciente”.

Acto seguido, está obligado a garantizarle al gran capital, la continuidad del deletéreo tipo de confianza inversionista que predica e impone su jefe, lo que profundizará muchísimo más la inequidad tributaria, el modelo extractivista megaminero, la desregulación laboral -que vendrá con la desaparición de las horas extras, de las indemnizaciones y demás derechos laborales-, la entrega definitiva del campo al agronegocio internacional (el esquema de la Ley ZIDRES: implica la verdadera expropiación del derecho de los campesinos de acceder a la tierra) y no habrá reforma de fondo para los usureros negocios de las pensiones -habrá aumento de la edad y serán privatizadas en su totalidad-, ni de las EP´s, que en vez de promover la salud, tienen a su haber 1´240.000 decesos causados en 20 años, casi un 80% más de los muertos directos que produjo el conflicto armado en 60 años.   

Este Estado colonial, rentista, de economía de bolsillo y hereditario a favor de la plaga que lo regenta, que lleva 200 años ininterrumpidos acumulando desmanes, miseria e injusticias y que tiene como resultado el deterioro de la capa social y económica del país y todos los índices de desprotección hacia el ciudadano, ha configurado una bomba humana y social subrepticia, inminente, que podría detonar sin precedentes en las manos de Duque, durante el tercer gobierno Uribe. Pero no sin que antes le toque sortear el desenlace judicial del prontuario de muchos de sus copartidarios, por lo que preocupa las modificaciones profundas que ha prometido para la JEP y así garantice que a esta jurisdicción no comparezcan, en aras de la verdad y la no impunidad, todos los victimarios de la guerra independientemente de la orilla ideológica e investidura.

Durante la segunda vuelta, nada de esto se expuso para el análisis y reflexión de la opinión pública, pues mientras la trivialidad pusilánime de los medios sin independencia, instigaron con preguntas insidiosas y mal intencionadas a la campaña contraria, al candidato de la plaga le dieron espacio para hacer su show de nimiedades: tocar marimba, bailar salsa, hacerse el piadoso y dar conciertos. Eso sí, muy a la usanza del líder de la manada, rehuyó a los debates, con lo que aplicó la táctica de tirar la mentira y esconder la cara.

Con este tercer gobierno de Uribe, se le da la bienvenida a la desaparición de la clase media y a la consumación de todos los desmanes y los despropósitos. Duque no calculó su decisión: asumirá todo el karma acumulado de 200 años de gobiernos inefables.

Por 
Arturo Velazquez