8 de noviembre de 2017

Miedos, vacíos y emociones que mal acompañan nuestra vida.



Todo ser humano habitante de este planeta tierra en algún momento de su vida ha sentido miedos por carecer de certeza de lo que se ÉS, vacíos por no saber hacia dónde se va, y emociones porque cada acto que se da, está condicionado por el caos del mismo sistema en el que vivimos. Estos 3 factores son determinantes en todo el transcurso de nuestra vida, porque en algún momento parecen desaparecer, pero luego de un tiempo por cualquier situación que se nos presente reaparecen, y cada vez lo hacen con más fuerza, quitándonos el propósito de nuestra vida dejándonos insatisfechos con nosotros mismos de una manera permanente. Esta situación hace que nuestra voluntad hacia realizar lo que sentimos que debemos hacer desaparezca, y de esa manera sometemos nuestra energía, fuerza y pensamiento hacia la ilusión (casa, carro y beca) que desde pequeños nos ofrecen inconscientemente, digo ilusión porque los que han logrado tener todo lo materialmente posible, por lo que han trabajado toda su vida sin descanso, en el último momento de la misma, siguen estando vacíos.

Nuestros miedos son los mayores obstáculos que tenemos en el transcurso de la vida, a veces nace una necesidad interna de hacer algún acto “diferente” al que el resto de personas hace, pero inmediatamente por miedo a ser señalados nos abstenemos de actuar y reprimimos ese sentimiento interno, lo que genera una mayor inconformidad de sí mismo. Nuestros miedos son el producto de la falta de seguridad en nosotros, y preferimos refugiarnos en algo o en alguien, siempre queriendo que nos digan que es lo que podemos hacer, perdemos autonomía y dejamos nuestro albedrío a merced del destino del sistema, aparecen nuestras inseguridades y las escondemos, para que nadie nos juzgue ni señale, preferimos aguantar, sufrir y llorar en silencio, antes que expresar esos miedos e inseguridades y enfrentarlas.

Los vacíos que tenemos son consecuencia de no tener un propósito claro, el no saber quién eres?, para qué naciste? Y hacia dónde vas? Es lo que desencadena una serie de sentimientos que te hacen sentir menos que el resto de las personas, por esta razón luchas y compites diariamente para ser mejor que el otro, y ganar un reconocimiento que crees te ayudará a dejar de sentirte vacío, quieres tener mejores cosas que todos, aparece el orgullo, la prepotencia, el creer saberlo todo, la vanidad, el apego, el vicio (alcohol, droga, masturbación, pornografía, etc) y el señalamiento hacia los demás, bajos sentimiento que son la prueba más palpable que estamos llenos de vacíos.

Las emociones son manejadas internamente por la insatisfacción que producen todos nuestros miedos y vacíos, esto condiciona nuestro accionar, preferimos el caos y el escándalo del sistema, que la reflexión y enfrentar eso que nos atrasa. Creemos que la felicidad, la paz y la libertad son emociones que podemos comprar y conseguir con el afán diario y la monotonía de la vida, confundiendo las emociones con leyes universales. En muchas oportunidades nos preguntamos por qué siempre nos pasa lo mismo?... y no será que siempre tomamos los mismos caminos?

Todo lo anterior son condicionamientos que nos imponen para mantenernos alejados de nosotros mismos, creemos que la sabiduría, está en algún lugar o la tienen algunas personas y en eso nos equivocamos, cada uno de nosotros es capaz, de enfrentar sus miedos por sí mismo, tenemos una voluntad para llenar esos vacíos sin importar la edad que tengamos, y somos lo suficientemente inteligentes para vencer las emociones y aprender a tomar las mejores decisiones, para empezar a realizar ese ejercicio solo basta con hacer un alto en nuestras vidas, tomarnos el tiempo de analizar cada acto y reflexionar sobre la realidad o fantasía en la que vivimos, dar este paso significa realizar cambios en nuestro interno, entorno y externo.

Dentro de la reflexión que hagamos es bueno reconocer que en nuestra sangre está lo que verdaderamente queremos hacer, empezar a sentir eso nos prenderá esa llama interna que cada uno de nosotros tiene para crear todas las acciones buenas que sentimos debemos realizar, esas acciones preexisten desde hace mucho tiempo en nosotros hay que aprender a conocerlas y luchar para que se ejecuten, tener identidad de lo que soy me hace una piedra angular dentro de la transformación que sé debo tener, todo esto impulsado por un aliento de vida que eleva mi vibración y deja atrás todo aquello que me atrasa y sólo así me hago consciente de lo que vengo hacer, sobrepaso mis errores, mis bajas pasiones, mis miedos y mis vacíos y es ahí cuando aparece esa gran puerta que me invita a seguir en esa vibración y dando la batalla por permanecer en mi propósito.

Todo lo que hagamos no importa que tan pequeño o grande sea, siempre debe estar acompañado por una condición que es en realidad una ley de vida, esa ley nos permitirá mantenernos con una voluntad inquebrantable, con unas ganas de una transformación permanente y con plena consciencia de que el camino recorrido anteriormente fue un aprendizaje que nunca más debo recorrer, esa ley es la PERMANENCIA que el sol diariamente nos enseña, éste sale todos los días para preservar y multiplicar la vida en todas sus manifestaciones, en nosotros ésta actúa con tal determinación que pasaríamos de ver nuestras vidas, como una agonía diaria, a ver nuestras vidas y todo lo que tenemos como una oportunidad de cumplir mi verdadero propósito.

Cada uno de nosotros contiene esa verdad que nos permitirá reconectarnos con nosotros mismos, con la naturaleza y con nuestro planeta, esa verdad es la clave que muy pocos tienen, solo aquellos osados y valientes que se enfrenten a sí mismos lograrán hallarla, está solo dentro de ustedes mismos, no se engañen más por LOS DEFORMADORES DE LA LEY tienen su “olor particular” y también son reconocibles por su particular forma de hablar. Anímate éste es tu tiempo para realizar esa transformación.

Juan Manuel Pombo Campo

1 de noviembre de 2017

CORTINAS DE HUMO



La cortina de humo blanco extendida por estos días, hace su función de sedar y paliar la palmaria realidad de hechos recientemente acaecidos en el país: por un lado, el cartel de las altas cortes (de la injusticia) que vende exoneraciones y absoluciones tanto a corruptos como a parapolíticos, por otro, la falaz acrobacia de los políticos verdugos de pretender disimular su veneno tras las firmas ciudadanas y, por último, la reforma constitucional que busca prohibir la promoción por parte del Estado de grupos armados ilegales como autodefensas y paramilitares.

En cuanto al tema de las candidaturas por firmas, por el momento hay 28 candidatos que buscan por esta vía validar su aspiración presidencial, lista que se completó con la inscripción del Comité Promotor “Mejor Vargas Lleras” -¿mejor para qué?-, yo diría que mejor para nada, pues a nadie le cabe en el entendimiento que la candidatura de alguien que encarna el statu quo de la corrupción institucional, con cero calado popular y nulo carisma del más mínimo sentido humano, sea precisamente una propuesta nacida de la ciudadanía; cabría preguntarse si Vargas Lleras va “más allá de los partidos” o de su propio cinismo acomodaticio, además porque su campaña de firmas cuenta con el apoyo de Cambio Radical, la maquinaria de su propiedad. Junto a él, Piedad Córdoba, Gustavo Petro, Juan Carlos Pinzón, Sergio Fajardo, Clara López y Alejandro Ordóñez, pretenden usurpar una figura de participación político electoral diseñada principalmente para los verdaderos grupos de ciudadanos independientes. O tal vez, la intención de fondo de esta figura, sea la de servir de cortina de humo a favor de la caterva política nacional, para que sorteen con facilidad y a su antojo, el mayor momento de desprestigio que enfrentan.

Ahora, respecto a la polémica desatada por el Acto Legislativo 04 de 2017, cuya intención es elevar a rango constitucional la prohibición del paramilitarismo, considero que el exámen debe centrarse más allá de lo que estiman los analistas, cuyas controversias se resumen así: quienes están en desacuerdo apuntan que no es necesario prohibir lo que está prohibido en sí mismo, y quienes apoyan el hecho, plantean que es necesario reiterar de manera expresa tal prohibición. Ambas posiciones, acompañadas de las implicaciones jurídicas que cada bando esgrime.

Debemos ir más allá y reflexionar de fondo sobre el hecho cuando se emplea la figurativa expresión “el Estado ha sido condenado”, pero lo etéreo del concepto, no da cuenta de la responsabilidad concreta sobre quienes han fungido como jefes de Estado y jefes de Gobierno, los que en últimas han sido los autores materiales de implementar un modelo criminal de gobernar -que ha inculpado al Estado que en definitiva somos todos-, modelo representado en las políticas genocidas del intervencionismo internacional (el autor intelectual) acogidas por presidentes con nombres propios y por sus respectivos gobiernos. En otras palabras, los presidentes responsables de los gobiernos del Estado, al contrario de ser judicializados y condenados de manera objetiva, pasan a reposar cándida y admirablemente a los libros de historia que de forma amañada y de soslayo, enseñan en las cátedras colegiales.

De lo anterior, tenemos el ejemplo de expresidentes como Laureano Gómez, cuyo fascismo chulavita regó de muerte y de desarraigo los campos de la Colombia de los años 50, pero los libros nos enseñan a venerarlo como un gran orador y estadista, o el caso de Guillermo León Valencia -irónicamente llamado “el presidente de la paz”- (abuelo de la Senadora de las arengas disonantes), segundo presidente de la dictadura de dos partidos llamada Frente Nacional, otra cortina de humo que solo tuvo de nacional la nacionalización de la exclusión política y social y la barbarie de la violencia, al engendrar dos de sus más abominables efectos: el paramilitarismo y la guerrilla, el primero, introducido oficialmente por el gobierno de Valencia acatando una orden militar del gobierno gringo en febrero de 1962, qué curioso, dos años antes de la existencia de las Farc y el ELN, pero nos han hecho siempre creer, que el fenómeno paramilitar fue resultante de la militancia guerrillera, inseminada esta por la tiranía bolchevique, cuya ideología lleva a cuestas más de 100 millones de muertos en el mundo.

A fin de cuentas, las cortinas de humo se emplean tanto para ocultar como para justificar conspiraciones, como lo que ha ocultado y justificado en la política nacional de los países del mundo reciente, hechos como la primavera Arabe (¿o bancaria?), el autoatentado del 9/11 en Nueva York, el Brexit, la crisis de refugiados en Europa, la llegada de Trump a la presidencia y el humo blanco que esparce por el globo, con palidez y sin pudor, las fórmulas de su falsa doctrina.



Por:
Arturo Velásquez
Consultor Internacional de Organizaciones Sociales.
Investigador.