Algunas cosas que sé
por Suzanne Humphries, MD
Soy médico con acreditaciones en
medicina interna y nefrología (riñones). Recibí mi grado en Física Teórica en
1.987 en la universidad Rutgers. Menciono el grado en caso que algún lector
cuestione mis proezas mentales, pero sé cómo resolver cosas difíciles. Sé cómo
mirar algo a cierta profundidad por varias horas o días hasta que comprendo el
funcionamiento interno de ellas. Eso es lo que aprendí en la universidad. De
hecho, el extenuante ejercicio de flexibilizar la mente que era parte del
currículo de Física hizo que la escuela de medicina me resultara fácil.
Encontré que el estudio del cuerpo humano, química y biología, eran una
comparación bastante superficial, simple y fácil de comprender.
También pasé 2 años trabajando en
un laboratorio de bioquímica como jefe técnica. Ahí aprendí muchas cosas que
para entonces no creí me podrían servir para mi vida y mi experiencia en
laboratorio ciertamente me sirvió. Encuentro que el conocimiento de los aspectos
técnicos de estudios animales y en cultivos de células son muy buenas cosas que
comprender, en estos días de debates de vacunas, donde es necesaria la prueba científica y la
evidencia de daño.
Pasé 4 años enseñando medicina
interna y nefrología a estudiantes médicos, residentes y compañeros avanzados
en entrenamiento en el Hospital de la Universidad como asistente de Profesor.
Durante ese tiempo, leer y criticar docenas de artículos de revistas era parte
de mi vida diaria. Basta decir que mis experiencias pasadas me capacitaron para
revisar el problema de las vacunas y para hacer ciertas determinaciones. Como
la mayoría de los médicos, llevé a cuestas una creencia ciega por muchos años
con respecto a que las vacunas eran necesarias, seguras y efectivas.
Como la mayoría de los médicos
nunca levanté una página para buscar alguna otra verdad por mí misma. Pero a
diferencia de la mayoría de los médicos, no tenía interés en mantener falsos
paradigmas y ya no estoy más en deuda con el gobiernos por cientos de miles de
dólares. A diferencia de la mayoría de los médicos, tengo los medios para
sobrevivir con o sin mi licencia médica porque tengo otra carrera que me
sustente en caso de un mal escenario. No tengo miedo de hablar la verdad
completa mientras se sienta en páginas frente a mí. Miles de páginas de cientos
de horas me han llevado a ver la horrorosa verdad de lo que está siendo hecho a
personas y animales en todo el mundo bajo la falsa simulación de “salud”.
La Cruda verdad
Tengo una mente sana, sin drogas
farmacéuticas, no llevo diagnósticos médicos y estoy inusualmente en forma para
mis 47 años. Soy felíz y no tengo rencor contra nadie en particular. Hasta hace
2 años atrás estaba contenta al trabajar como doctora cuidando a la gente enferma
con fallas a los riñones. Hace 2 años atrás, todo cambió. Con varios casos
innegables de daños a riñones asociados a vacunas en gente sana, empecé a
buscar más profundamente en la información que había mantenido anteriormente
como hechos y no merecedora de debate.
Comencé a estudiar las vacunas, sus
componentes y la ciencia detrás de las afirmaciones de seguridad y efectividad.
A partir de ahí, una avalancha de verdad me colapsó y ya no volveré a ser la
misma. Nada volverá a ser lo mismo. Enfermedades crónicas degenerativas, fallas
de riñones, enfermedades autoinmunes y autoridades con poder nunca se verán
igual para mí de nuevo.
Existen ciertas cosas que ahora
puedo decir con total certeza:
1- Las vacunas no salvaron a la
humanidad y nunca lo harán.
2- Nunca ha sido probada la seguridad de las vacunas excepto quizás por parámetros de muerte inmediata o algunos efectos adversos específicos dentro de hasta 4 semanas.
3- La viruela no fue erradicada por las vacunas como muchos médicos dicen en seguida. Ellos dicen eso a partir del condicionamiento en vez de hacerlo por comprensión de la historia o la ciencia.
4- El virus de la polio no fue responsable por la parálisis en la primera parte del siglo 20. La investigación de la vacuna de la polio, desarrollo, prueba y distribución ha cometido atrocidades sobre primates y sobre la humanidad. Bill Gates no es un humanitario.
5- Las vacunas son peligrosas y nunca deberían ser inyectadas en nadie por ninguna razón. Ellas no son la respuesta a enfermedades infecciosas. Existen muchas más soluciones sustentables y benévolas en vez de las vacunas.
6- Las autoridades médicas no deberían tener la última palabra sobre cómo los médicos traten a pacientes individuales en la privacidad de sus propias oficinas y no deberían estar habilitados para ordenar inyecciones dentro de nuestros pacientes de hospitales privados.
La lista sigue, pero con esta
introducción yo desafío a los practicantes de cuidados de salud que busquen
dentro del tópico de las vacunas con una mente abierta, por sí mismos. Yo les
imploro que lean libros y fuentes alternativas de literatura. Les pido que
comprendan que el proceso de revisión de pares ha censurado la duda inteligente
sobre la seguridad de las vacunas y la ha llevado a la prensa alternativa.
Ruego que todos los practicantes de cuidados de la salud pongan sus egos a un
lado y que se preparen para lo que ocurrirá cuando la verdad sea visible.
Ustedes podrían no desear regresar al trabajo. Podrían no ser capaces de seguir
recomendaciones que son entregadas a ustedes cada vez con mano más pesada. Lo
pido por el bien de la humanidad.
Con cada momento que pasa más y
más dinero y poder es entregado a los que están en los poderes, y el resultado
final es un bombardeo de vacunas comenzando a las primeras horas de cada vida
que nace de manera convencional. Las inyecciones se apilan y las nuevas
enfermedades aparecen en corto tiempo a partir de entonces y más cada día. El
grado de enfermedad en tal avanzada sociedad no debería ser aceptado como
normal o sólo como del medio ambiente. Por favor, padres y practicantes de la
salud, hagan su tarea. Las mentes y cuerpos de las futuras generaciones
dependen de ello.
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