Este mini circuito integrado tiene la forma de una película
ultradelgada con la particularidad de que puede seguir funcionando aún
después de haber sido arrugado o estirado.
Según los investigadores de la universidad de Tokio que lo concibieron,
este dispositivo podría utilizarse para controlar cualquier tipo de
datos, como la temperatura del cuerpo y la presión arterial así como los
movimientos musculares o los latidos del corazón.
Un sistema como este podría servir también como una zona de recepción
táctil para permitir a una persona minusválida activar un dispositivo a
partir de su boca, ojos o cualquier otra parte válida de su cuerpo.
"Este chip puede fijarse en cualquier tipo de superficie y no limita
los movimientos de la persona", explicó el profesor Takao Someya para la
revista científica ‘Nature’, que esta semana publicó el resultado de
sus trabajos.
Ya existen distintos tipos de captores, pero por lo general son de
silicio y otros materiales relativamente rígidos, lo que puede provocar
una cierta incomodidad a sus usuarios, los nuevos circuitos flexibles
podrán reducir o hasta eliminar esa molestia.
El espesor de estos nuevos chips es de solamente dos micrómetros (cinco
veces más delgado que las películas plásticas alimentarias) y pesa
apenas tres gramos por metro cuadrado, 30 veces menos que el papel
clásico.
Aún sumergido en una solución salina, como en el interior del cuerpo
humano, o en contacto con el sudor, este dispositivo puede funcionar
durante más de dos semanas.
Eso sí, necesita una fuente de alimentación eléctrica en miniatura, que todavía debe desarrollarse.
La marca de la bestia 666
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