15 de agosto de 2013

El Corazón: Propulsor de la vida




Hablar del corazón como un órgano esencial para la vida puede ser muy obvio o repetitivo para muchos, sin embargo, el sentido con el cual nos referimos al corazón en esta ocasión, como Propulsor de la vida, no solo tiene que ver con lo orgánico o físico, sino también con lo espiritual y energético; pues son estos campos los que realmente determinan u originan lo material.
Es algo que podremos comprender al realizar un análisis sobre lo que es nuestra vida, iniciando con preguntas como ¿Qué sería de nosotros si tuviéramos todas las condiciones orgánicas-físicas como respirar, caminar, comer, pero qué no pudiéramos recordar día a día lo qué hemos aprendido desde que nacimos?, ¿Qué pasaría si en este momento toda nuestra memoria es borrada? Sencillamente no sabríamos quienes somos y por ende desconoceríamos nuestra familia, no podríamos caminar ni hablar y en otras palabras el sentido de lo que hasta hoy conocemos cómo nuestra vida, se perdería.

Partiendo de este análisis nos damos cuenta que la vida no se refiere solo a los procesos orgánicos, físicos y químicos que conocemos, sino que tiene su Esencia en propósitos espirituales que a través de una Magna Inteligencia se manifiestan en las creaciones que conocemos tanto en nuestros cuerpos, como en la naturaleza que nos rodea con todos sus equilibrados y armónicos ciclos y procesos. Es esta Inteligencia en sus Propósitos (muchas veces intangibles), la que ha dado al ser humano todas las capacidades para el arte del aprendizaje, para que cree una Identidad, para que trascienda en la comprensión de la existencia del todo. Son condiciones que no se encuentran en otras criaturas, lo cual nos lleva a reflexionar por qué dicho Origen Inteligente (Llamado DIOS, Universo, Ser Superior o Padre Eterno) nos dotó de dichas características, es decir ¿cuál es su Propósito para con nosotros? Respuesta que es de vital importancia encontrar debido a que en una lógica humana cuando tenemos algo que ya no cumple el propósito por el cual lo adquirimos, por lo general pierde el sentido de seguirlo teniendo y optamos por deshacernos de él; pensamiento que este Origen Inteligente también podría tener.

Me refiero entonces a que hablando del corazón, planteo que debemos reconocerlo no solo como propulsor de la vida física sino también de la espiritual, del aprendizaje, del sentido de la Vida. Por esta razón se precisa conocer cómo funciona para que así como no queremos que nuestro cuerpo se vea afectado por algún tipo de enfermedad, que tampoco nuestra Vida espiritual sea dañada por no entender los propósitos inteligentes de la Vida que a cada instante nos permite ser y existir.

En este orden de ideas, el corazón tiene sus mecánicas de funcionamiento para unir la vida física (que comprobamos en el cuerpo) con la Espiritual de aprendizaje, la cual desconocemos en gran parte, pero es la que le da sentido a la primera. Esta unión entre lo físico y lo espiritual ocurrida en el Corazón, se da inicialmente por la funcionalidad energética de dicho centro de la vida, ya que su pálpito es originado por una corriente eléctrica proveniente del Nódulo Sinusal y que lo recorre totalmente generando sus movimientos de sístole y diástole. Dicha corriente trabaja en 7 Impulsos a lo largo de su recorrido, los cuales a nivel espiritual, cumplen la tarea de Sellar en la sangre la memoria de lo que en ese preciso instante está viviendo la persona; posteriormente y como ya sabemos, la sangre recorre todo el cuerpo pero no solo con nutrientes y oxígeno, sino con la memoria sellada que también entregará a cada una de las células, donde se va atesorando la identidad de cada individuo.

 Ahora en las células, continúa esta unión entre lo físico (nuestro cuerpo constituido por ellas) y lo espiritual (las memorias que nos dan Identidad y que a través del cuerpo podemos generar y grabar), pues ellas manifestarán vida, energía, salud, vitalidad o enfermedad, muerte, amargura, según la memoria que en ellas grabamos desde el Pulsar del Corazón. Partiendo de lo anterior me atrevo a decir que aquellas palabras de Jesús el Cristo: “de la abundancia del corazón habla la boca”, tiene que ver con esta mecánica, teniendo en cuenta que dicha abundancia de corazón no es más que la memoria de vida que hombres y mujeres grabamos en él a cada instante; por lo cual también señalaba Jesús que “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21), reseñando que aquello que cada ser humano toma como importante el corazón lo graba y lo impulsa a que lo siga viviendo, de tal manera que pueden generarse hábitos o vicios.

Todos sabemos que físicamente el corazón y todos los órganos del cuerpo en general, necesitan cumplir unas condiciones básicas que definen su salud y buen funcionamiento; de igual forma en la dimensión espiritual son necesarios unos principios y leyes congruentes a la vida, las cuales al aplicarse, generan en el corazón “la abundancia” de saber vivir con base en la Inteligencia Original de toda la Creación.

Tales principios y leyes son las que deseo compartir como una Mecánica de aplicación entendida en la llave del Amor y la Comprensión, dos condiciones que nos permiten lograr una congruencia entre lo que sentimos, pensamos, hablamos y hacemos como coherencia de nuestro Ser con toda la Vida que nos rodea; además de ser la herramienta que permite al cada persona ser consciente de cada instante de su vida para eliminar los errores y conectarse a la Lógica original de la existencia en sus Propósitos Espirituales e Inteligentes.

Esta herramienta se centra en el Corazón y se trata de un importante proceso a través del cual unimos el Interno (nuestras situaciones personales) con el entorno (familia, trabajo, estudio) y externo (situaciones del sistema mundial en sus poderes económicos, políticos, religiosos-ideológicos, bélicos y de medios de comunicación) como un engranaje que parte de que el Amor es la condición que cada uno en su Interior debe lograr para poder conectarse en Armonía y Paz con el Poder la Vida contenido en sí mismo como Ser Interior que luego lo guía a Comprender las situaciones de su entorno familiar y del externo cotidiano que ya mencionamos en 5 poderes mundiales. Dicha Comprensión se manifiesta posteriormente en la Voluntad de actuar con la Inteligencia, Sabiduría y Consciencia contenidas en el Amor para manifestarlas luego a través del cuerpo, la mente y las emociones como memoria que el Corazón sella y graba para Ser.

En conclusión conocer, comprender y manejar las mecánicas del Corazón y permanecer centrado en él, abre para cada ser humano las dimensiones de la Vida que la razón no puede entender, conectándose así al verdadero Propósito de existir lo cual le permite, ante cualquier decisión, saber decidir.

Jaime Ángel Escobar.

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