El Estado Colombiano bajo sus instituciones y sus voceros imponen a los colombianos día a día mayores penurias y colocan sobre sus hombros mayores cargas que se generalizan en la intensificación de la explotación laboral, una mayor opresión fiscal en el país y el aumento del despojo de sus territorios y de las relaciones de vida de miles de comunidades.
Los últimos gobiernos en particular los de Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez se distancian muy poco en sus políticas económicas, basadas estas en la reducción de la carga impositiva a las grandes multinacionales en tanto que esta carga es transferida a la sociedad por medio de impuestos completamente regresivos e indirectos en el país. y a su vez por medio de la entrega sistemática del territorio colombiano con el fin de la explotación y despojo de los bienes comunes.
Estas dinámicas del sistema neoliberal, extractivista financiero por desposesión, defendidas por las élites políticas colombianas se deterioran a partir del año 2014 con la caída de los precios de las materias primas. Es así como el Gobierno bajo las relaciones comerciales privadas con las empresas nacionales, multinacionales y trasnacionales, intensifican la explotación de los bienes comunes “materias primas” con el fin de recuperar con mayor explotación lo perdido con la baja internacional de los precios de las mismas, estas dinámicas llevaron a la intensificación del despojo y a profundos daños en los territorios, la contaminación de las fuentes fluviales en el país, la vulneración de la dignidad de las poblaciones y la apuesta de erradicar relaciones basadas en el buen vivir y en el vivir bien.
Si esto no fuera poco debido a la caída de los precios de las materias primas “bienes comunes” a nivel internacional los ingresos fiscales se vieron reducidos dramáticamente, ocasionando diferentes políticas macroeconómicas como las ZIDRES, PINES, la Reforma Tributaria, el insignificante aumento del salario mínimo, el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, el aumento de la tasa de interés y de la tasa de usura, entre otras políticas económicas que se fundamentan en recuperar la caída de los ingresos fiscales con mayores tributaciones para las clases subalternas mientras que para las multinacionales se les reduce el
porcentaje de tributación y se les entrega con mayor facilidad los bienes comunes en el país.
A nivel general y respecto a las regiones, se padecen las consecuencias de la corrupción generalizada, el abandono del Estado, la politiquería, el paramilitarismo, etc. Por ejemplo, en la Costa Caribe vemos el genocidio a cuenta gotas contra los niños waayúu, los abusos de Electricaribe, las altas tarifas de los servicios públicos, la contaminación del Bajo Cauca y Bajo Magdalena por la minería, las consecuencias de la aplicación del modelo extractivista en el Cerrejón y La Loma, la desaparición de especies nativas, el bajo nivel educativo, los feminicidios producto de una cultura machista alimentada y reproducida, por influjos estéticos y artísticos como ciertos vallenatos, reggaetón y champetas, el hambre de amplias franjas de la población, la lenta desaparición de los glaciales de la Sierra Nevada, etc. Es ante este contexto que el Movimiento Ecosocialista y el Movimiento Social E-24 llamamos a que la crisis económica la paguen quienes la generaron. Que las empresas nacionales, multinacionales y trasnacionales en contubernio con los gobiernos e instituciones estatales, paguen las destrucciones de los territorios, que secén de inmediato las violaciones de los derechos humanos de las comunidades afectadas y que devuelvan lo saqueado, que se deroguen las macro reformas basadas en la ganancia individual y particular, que se pague un salario digno y que se respete las conquistas laborales, que se financie completamente los derechos sociales, culturales y económicos en el país, que se lleve a cabo la transición energética de las energías fósiles a las energías limpias y autogestinadas por los territorios. Que la deuda pública, instrumento de despojo fiscal, sea auditada por un movimiento amplio y de base, y que se conozca las relaciones ilegítimas e ilegales de las mismas.
La paz no solo se remite al silencio de los fusiles, sino que pasa por la construcción de la vida en los territorios bajo idearios del buen vivir y del vivir bien. Pasa por tomar en nuestras manos las riendas del devenir del país y de la humanidad.
MOVIMIENTO ECOSOCIALISTA DE COLOMBIA
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