16 de diciembre de 2020

LA MENTIRA DE LA PERCEPCIÓN


 

 “Llegará el día que será preciso desenvainar un espada por afirmar que el pasto es verde”

Chesterton

 

Un sobrino del sórdido Freud, Edward Bernays, quien fuera asesor del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y de la Cía, es el creador de las Relaciones Públicas, el genio de la falsa información creíble. En su libro “Propaganda”, publicado en 1928 plasmó: “…nuestras mentes son moldeadas, nuestro gusto formado por hombres de los que jamás hemos oído hablar, aquellos que manipulan. Este oculto mecanismo de la sociedad constituye un gobierno invisible que es el verdadero poder al mando de nuestro país”.

 

El sustrato de su postulado plantea que el mecanismo para moldear mentes y formar gustos no es otro que la generación de una percepción falsa, el direccionamiento intencionado que apunta a generar un sesgo de opinión a favor de un interés particular.

 De la ingeniería social y del pensamiento aportada por Bernays y desarrollada con creces por los institutos Tavistock y Stanford, se derivó un documento filtrado en plena guerra fría titulado “Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas”, en el cual se basó el controvertido periodista francés Sylvain Timsit para escribir y publicar en el 2002 “Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática”, falsamente atribuidas a Noam Chomsky.

 

Siguiendo tales guiones, el histórico discurso oficial preconizó por generaciones que Estados Unidos es el país de las libertades y de la democracia robusta, la tierra donde la tiranía, la autocracia y el autoritarismo no tienen cabida alguna; y sobre tal percepción cimentaron un intervencionismo demencial y genocida -al peor estilo de cual Imperio Romano moderno- en cientos de países y regiones del mundo so pretexto de instaurar, restaurar o conservar la democracia, según el caso.   

 

Pero nunca antes en la historia republicana de los Estados Unidos, unas elecciones presidenciales como las de este 2020, habían desnudado de manera tan contundente la falsa democracia de ese país como su deplorable, débil y corrupto sistema electoral. La del país “ejemplo” y gendarme del mundo, es una democracia restringida, indirecta y nada popular; pues sus ciudadanos ven cercenada la posibilidad de un pluralismo político al tener que elegir sólo entre dos partidos oficiales desde el siglo 19 y a conformarse con que su propio presidente no lo elija el voto popular, sino la burocracia del voto indirecto (Colegio Electoral) que direccionan las grandes corporaciones.

 

También nos percatamos que su sistema electoral es quizá el más cuestionable y corrompible del mundo, o por lo menos el que mayor desconfianza genera, cual cualquier republiqueta ya sea latina, asiática o africana de Estado fallido, a las que, en otrora, el gigante de América, dio cátedra de derechos, libertades y transparencia. 

 

Esa percepción de un sistema falsamente reputado de democrático la vemos en cómo el entramado tras la sofisticada y poderosa red de financiación para la causa progresista (regresista) en los EU, que tiene como histórica plataforma política al partido Demócrata, carburó al máximo su gran Leviatán en el afán de llevar a Biden a la Casa Blanca.

 

La mentira de la percepción, tan hábil mecanismo de distorsión de la realidad, encaja sin pudor en las mentes a un Biden bonachón como el presidente electo más votado en la historia de su país. Nada cuentan los medios sobre el pasado racista (promotor de leyes segregacionistas), misógino y genocida del exgobernador, exsenador y exvicepresidente, como tampoco que los millones de votos que le atribuyen no fueran dados por los ciudadanos sino creados y digitados por un algoritmo cuyo dueño corporativo está vinculado a la Fundación Clinton, a Nancy Pelosy y qué raro, muy cerca de George Soros.

 

Es curioso advertir cómo el mass media ha convencido a millones de incautos, quienes además no se documentan, que el mundo se hastió de un Trump guerrerista y que urge el momento de un pacifista abuelo Biden. Pero muy pocos se percatan que es otro el acontecer: un Trump que detuvo las guerras en siete países que heredó de la Administración Obama-Biden y un Biden experto en promover el negocio geopolítico de la guerra en calidad de agente del CFR junto a su misántropo socio Henry Kissinger; convirtiéndose así en un dúctil alfil del complejo militar industrial especialmente durante las administraciones Nixon, Reagan, Clinton y por supuesto, Obama.      

 

Tampoco los medios ni los motores de búsqueda de las redes sociales, dan el crédito objetivo, ni mucho menos la difusión que merece, a sendas investigaciones de verdaderos periodistas que han expuesto la verdad, como Carlos Esteban, Maibor Petit, Marcial Cuquerella, Eli Pariser o el lúcido y probo Nicolás Morás. Verdaderos precursores del análisis, la opinión y la verdad, de quienes seguro muchos nunca han oído hablar.

 

Y en estricto honor a la verdad que tales valientes pregonan y además siendo necesario despojarse de la venda de la inocencia, es vital no caer en el juego secular de la adhesión divisionista a poder alguno, pues exponer sin titubeos la verdad sobre Biden y el poder profundamente oscuro que él representa, no implica una apologética de Trump; ambos son prosélitos de dos vertientes distintas que está haciendo clara y patente la fuerza política de una misma Organización que espera gobernar el mundo. Su pugna radica en si gobernarlo bajo el proyecto Nueva Babilonia o bajo el proyecto Nueva Jerusalén impuesto desde Washington, en el que gane quien gane, perdemos nosotros como humanidad.  

 

Pero definitivamente, en la mayoría de los casos los seres humanos preferimos TENER la razón, que CONOCER la verdad, por ello, no somos libres. Nuevamente se demuestra la enorme capacidad de influencia que el gobierno mundial en la sombra (La Mancha), no solo tiene sobre la débil y dócil psicología de las masas, sino sobre los individuos en particular; la facilidad con la que sus pueriles medios de desinformación -y la edición algorítmica de sus redes sociales, que deciden por nosotros lo que pensamos y leemos-, domeñan e insertan falaces realidades en las muy moldeables mentes humanas.

 

La puja por el salón oval puede desencadenar una guerra civil de dantescas proporciones en los Estados de la Unión y esto es delicado si recordamos aquel hegemónico aforismo: cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría.  


Por:

ARTURO VELÁZQUEZ 

4 comentarios:

  1. Excelente análisis que deja la puerta abierta para profundizar y así descubrir toda la manipulación que se gesta gracias a la inocencia y conformismo de nosotros como humanidad. Mil gracias

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  2. La humanidad observa con vista ignorante de estos hechos lamentables olvidando tener la razón con el corazón y enterarse de la triste verdad

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