Por:
Arturo Velásquez
Director Alianza SER
Consultor Internacional de Organizaciones
Sociales.
Investigador, Conferencista y Tallerista.
Corrían las Idus de diciembre de 1815, cuando Juan
Bautista Arismendi -militar, político y prócer de la independencia venezolana-,
recibe la propuesta del jefe realista Joaquín Urreiztieta de canjear al
comandante Cobián, preso por el prócer, por su esposa la heroína María Luisa
Cáceres Díaz de Arismendi, presa por aquél, ante lo que el patriota Arismendi, tajantemente
espetó al emisario de la siguiente manera: «¡Diga al jefe español, que sin patria no quiero
esposa!».
Al otear la palmaria situación política, económica,
humana y social de Colombia, encontramos que esta enfática y célebre réplica de
prócer, se constituye en el mejor símil en el que hoy se enmarca la infausta
realidad de nuestro país; por lo que parafraseando a Juan Bautista Arismendi,
hoy nos planteamos en Colombia la siguiente inquietud que es más bien una
encrucijada: sin País, para qué paz?, ya que si el Gobierno Nacional plantea
como bandera de su gestión (y nos hacen creer que es una iniciativa
gubernamental, lo que en realidad es una orden foránea disciplinadamente
acatada), un acuerdo de paz con uno de los más abominables actores armados
ilegales de la historia, como la vía más conducente para vivir en un país
próspero, tranquilo, seguro, garantista de los derechos y en pleno desarrollo, por
qué se advierte entonces en la cotidianidad nacional, un país en condiciones
precisamente contrarias a tales anhelos?, que no pasan de seguir siendo las
mayores y más caras aspiraciones del pueblo colombiano, las cuales no tomarán
vida por el arte de la pluma que cual varita mágica, firmará el fin del
conflicto en la Habana, sin detener el inminente derrumbe estructural de la
nación en Colombia.
Por ello, es inaudito asumir un ingente
esfuerzo para alcanzar la paz, solo por la vía de conseguir un acuerdo político
con un actor armado en específico, sin a la par abocarse a hacer lo necesariamente
propio para subsanar de fondo las causas históricas que originaron el conflicto,
como por ejemplo, el anacrónico modelo feudal que aún persiste en el sector
agrario del país. Puesto que la paz es el consecuente resultado de una serie de
necesidades satisfechas propias de un sistema de derechos no solo conquistados sino
también materializados, que conlleve a un estado generalizado de desarrollo
integral dado.
De entrada, empecemos por considerar, el
desdibujamiento sistemáticamente progresivo de nuestro modelo de Estado, que
según el mandato constitucional de 1991 reza: “Colombia es un Estado Social de
Derecho…”; no es cierto que exista en la praxis de nuestro país tal modelo de estado,
cuando su base fundante que es la voluntad general “está proscrita de las decisiones fundamentales en tanto el pueblo no es
soberano” (Martín Acantilado; La Democracia como Posibilidad), tampoco es
prioridad el gasto y la inversión en lo social y los derechos tanto individuales
como colectivos no están garantizados a favor del ciudadano común, obligando a
este a una árida lucha para su reclamación.
La estructura institucional de los sectores
públicos, empresarial y social está totalmente resquebrajada; en Colombia los
ciudadanos asistimos a la democracia más débil de América Latina con más del
50% de abstencionismo, como producto de un decrecimiento pasmoso del 70% de la
participación social ciudadana desde el 2005, lo que provoca que una superlativa
minoría confirme la máxima de George Jean Nathan: “Los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no
votan”. Minoría que permite la institucionalización de la corrupción en la
médula estatal y lo peor, rápidamente lo olvida.
De aquí devienen las actuales consecuencias,
cual bomba de tiempo que nos derrumban el país, ad portas de la paz:
1. Corrupción y negligencia administrativa: casos
como el de la Refinería de Cartagena (Reficar) que le costó al país una pérdida
cercana a los 12 billones de pesos, lo que equivale según cifras publicadas por
los medios, a seis foncolpuertos, cuatro Saludcoop, más de diez veces el
carrusel de contratación de Bogotá y el doble de lo que recibió el gobierno por
la “venta” de Isagén, con colusión incluida. O también los no menos dolorosos
escándalos de Agro Ingreso Seguro y el desfalco de la Dian de 2011 que le hizo
un hueco a los colombianos por valor de 3.6 billones de pesos. Ahora entendemos
hechos como el déficit de la salud de 5,3 billones, lo que tiene en crisis el
sistema y a los usuarios en paseos de la muerte. Pero falta la mayor
desfachatez: plantean una lesiva reforma tributaria en ciernes, con el
argumento de tapar el hueco fiscal que según el gobierno, se ha generado por las
prácticas elusivas de los ciudadanos y de las organizaciones sociales.
2. Caos de la justicia: la sensación de la politización de una Fiscalía antiuribista
y una Procuraduría antisantista, el Defensor del Pueblo renunció por un
escándalo sexual, una Corte Constitucional golpeada por el caso Pretelt y muchos
juzgados sumidos en paro.
3. Consecuencias de los TLC: que se concentran
principalmente en el hecho que tiene a Colombia
importando 11.5 millones de toneladas de alimentos que puede producir nuestro
sector agrario, contrario a esto, las compras a los E.U.A aumentaron en 120%, mientras
que las ventas apenas lo hicieron un 16%. Esto explica asuntos como el paro
agrario, el paro camionero y otro tipo de obligados pronunciamientos.
4. Los niveles de pobreza: solo para citar las
cifras oficiales, según datos del Dane y Planeación nacional, el 46% de la
población Colombiana vive en la pobreza y aproximadamente un 17% de la
población está en la absoluta pobreza. Se proyecta quee para este año 2016, el
índice de pobreza en Colombia supere el 50% del total de la población.
5. La Venta del patrimonio nacional: el Estado
colombiano ha salido recientemente de empresas tan estratégicas como: Isagen, Une,
Telecom, la Empresa de Energía de Bogotá y las que vienen en fila: Propilco, Ecopetrol,
ISA, Banco Agrario, Artesanías de Colombia, Findeter, la Financiera de
Desarrollo, el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, Colombia
Telecomunicaciones Cotel, la Generadora y Comercializadora del Caribe, Gestión
Energética Gensa, la Empresa de Energía del Pacífico y las Centrales Eléctricas
del Cauca.
El país al que afanosamente el Gobierno le
busca la paz, se cae a pedazos, confirmando esto la
esquizofrenia de seguir hipnotizados frente al hecho que nunca hay cabida para
lo estructuralmente importante, porque es más conveniente resolver lo aparente.
Entonces cómo entender el hecho gubernamental
de firmar una paz formal, mientras en lo sustancial permanecen intocablemente
arraigadas las causas de la indiferencia estoica del alto poder y de su modelo subrepticiamente
colonial: sectario, excluyente, segregador y anodino. Pues esta es la fuente y raíz que
produjo todas las formas de violencia y todas las gamas de degradación que hoy
le asisten a Colombia, cuyas consecuencias ya enquistadas en el leonino
arquetipo de estado que nos diseñaron, acentúan el derrumbe del país nacional,
del país social y del país humano. Y lo peor: ideológicamente, lo exacerban.
Nosotros ya no tendremos un país sin paz, sino
una paz sin país en el cual vivirla. Por fortuna, la familia Arismendi logró criar
felizmente a sus 12 hijos: ellos, en otrora, sí tuvieron patria en la cual
vivir en paz.
El sistema ha sometido a las gentes al punto de ocultarle la verdad para que no la vea ni a un centímetro más allá de sus narices. Triste es, pero el precio pagado ha sido enorme, porque se ha preferido aprender por las malas que aprender por las buenas, dicho más espiritualmente, se aprende con dolor en lugar de aprender con amor.
ResponderBorrarPan y circo para el pueblo ruso decía el Zar . Lo siguen aplicando TV novelas y farándula para mujeres y fútbol para que los hombres no despierten ni analicen la realidad
ResponderBorrarhabrá que revisar minuciosamente la historia"oficial" y contrastarla con fuentes que se señalan como arbitraria y aparentemente no oficiales,quizás en esta tarea encontremos donde realmente esta la raiz de todo lo que hoy padecemos,como por ejemplo la guerra como un medio para la imposiciones de modelos económicos ,políticos,religiosos y militares que nada tuvieron que ver con lo que realmente constituían las dinámicas de convivencia de muchos pueblos en este planeta y que justamente fueron borradas de la memoria de los pueblos por la vía de la guerra y la invacion so pretexto de"civilizar" lo que de por si demostraba ser mas civilizado que lo impuesto,,en fin como reza el adagio popular, una cosa es la historia de los vencedores y otra la de los vencidos...lo interesante seria conocer ambas...y los pueblos que desconocen su verdadera historia estan condenados irreversible mente a cometer como en un eterno samsara ,los mismos errores...
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